10/28/2006

Algunas consultas frecuentes:


Existe algún método que no impliquen tomar ningún medicamento para la eyaculaciòn precoz ya que no me gusta tomar nada, pero tengo este problema que no me permite vivir mi sexualidad porque acabo muy rápido y por eso me dificulta mantener una pareja y puede ser que tenga este problema porque soy homosexual?
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En realidad si se puede tratar la eyaculaciòn precoz sin fàrmacos
Està es una disfunción sexual que tiene causas principalmente o casi exclusivamente psicógenas.
En la clínica sexológica , la manera de tratarla es con terapia sexual en base a ejercicios y técnicas que apuntan a descondicionar el hábito de conducta que lleva a no controlar la eyaculaciòn y condicionar otras conductas que lleven a recuperar el control.
Muchas veces usamos una medicación, que retarda la eyaculaciòn mientras aplicamos las técnicas pues ayuda a realizar los ejercicios sin tanta presión eyaculatoria.
Pero yo personalmente he tratado varios pacientes sin fármacos y superaron el problema muy favorablemente.
Respecto a si esto te pasa como consecuencia de tu orientaciòn sexual, te digo que no, nada tiene que ver seguramente con esto, la homosexualidad no està narrada en ningùn libro ( que yo conozca) como causa de Eyaculaciòn precoz, mas tiene que ver con tu historia de masturbaciòn (como lo hacìas) o con cuadros de ansiedad respecto a tu respuesta sexual, o a costumbres respecto al sexo que pueden arrastrarse desde el inicio de tu vida sexual.
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Hola soy Javier del prado y quiero saber si existen preservativos especiales para relaciones anales ya que estuvimos discutiendo este tema con algunos compañeros de clase y no nos queda bien claro. También dicen que para relaciones anales hay que usar 2 preservativo esto es así. Bueno ojalà pueda respondernos y darnos algún consejito sobre este tema, gracias por adelantado.

No. Decididamente, no existen y tampoco es indicado usar 2 preservativos Hoy por hoy un preservativo bien usado brinda la protección necesaria y una muy buena sensibilidad para poder disfrutar de la sexualidad sin limitaciones. Lo que si te recomiendo es usar abundante lubricación siempre de base acuosa y evitar la vaselina y otros de base oleosa porque además de dejar todo pegoteado, pueden hacer que tu preservativo no sea tan eficaz, (no queremos tener problemas no???)- también es muy importante en la pràctica del sexo anal tener cuidado de penetrar lentamente, no de forma brusca, para que así sea superplacentero para ambos y luego quieran repetirlo, porque nadie quiere repetir una experiencia que no le ha gustado. Toma en cuenta las bacterias que viven en el recto no son buenas para otros medios y pueden causar infecciones. Si vas a tener otras pràcticas como sexo oral cambia el preservativo. por uno nuevo.
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Quisiera hacer una consulta que nunca me animé a preguntara nadie y confieso me perturba un poco: la cosa fue que una vez tuve un sueño sexual donde tenía relaciones muy apasionadas con una amiga mia y esto era algo excitante en el sueño pero en la realidad nada que ver. Quiere decir que en mi interior soy una lesbiana reprimida?
Por favor si pueden contrestarme les agradecerè.

Muchas mujeres concientemente heterosexuales, cuentan que tienen pensamientos o sueños eróticos acerca de otras mujeres. A veces, estos sueños significan que una mujer tiene una pulsiòn bisexual, pero no siempre.
Sólo el tiempo lo definirá.
La orientación sexual, ser lesbiana, bisexual, gay o heterosexual se trata de la atracción sexual.
Hay tantas personas, jóvenes y adultas, que tienen dudas sobre su orientación sexual que existe un nombre para ellas. Muchas personas se identifican o son catalogadas por otros como "indecisas".
Si bien algunos cambian de orientación sexual a lo largo de su vida, no es algo que las personas puedan decidir por sí mismas, ni que otros lo puedan determinar. Por lo tanto, es muy normal tener dudas sobre tu sexualidad.

Cinco prejuicios sobre la Bisexualidad


Cinco prejuicios acerca de la bisexualidad
-Myriam Brito Domínguez*
Fuente: Cimac México, DF 13/04/06

La bisexualidad es una orientación sexual, como la heterosexualidad y la homosexualidad, no es una enfermedad, ni una desviación, tampoco es un desafortunado desacomodo de la psique o una locura doble.Lejos de ello, la bisexualidad se caracteriza porque el deseo o la atracción sexual contemplan a mujeres y hombres. Así, las personas con una orientación bisexual somos quienes tienen sentimientos amorosos, eróticos, afectos, fantasías, vínculos y/o experiencias con mujeres y hombres, y/o nos identificamos como bisexuales.
Sin embargo, sobre la bisexualidad pesan muchos prejuicios que vale la pena comenzar a cuestionar.
Primer prejuicio:
a las y los bisexuales nos gustan mujeres y hombres por igual y con la misma intensidad, “todas las mujeres y todos los hombres”, por ello somos “hipersexuales”, “le tiramos a todo lo que se mueva”, o como dice un querido amigo, “conformamos el voluntariado sexual”.Falso, la bisexualidad no atrofia ni anula nuestra capacidad de elección, ni nuestra voluntad, podemos elegir con quien relacionarnos y con quien no, por ello no es verdad que nos gusten ni todas las mujeres ni todos los hombres, así como tampoco es cierto que a las lesbianas les gusten todas las mujeres, a los gays todos los hombres, ni a las mujeres heterosexuales todos los hombres o a los hombres heterosexuales todas las mujeres.
Segundo prejuicio:
las personas bisexuales somos infieles “por naturaleza”, no podemos establecer relaciones duraderas y menos aún, monogámicas. Falso, la cuestión de la fidelidad y el problema de la infidelidad no están relacionados directamente con la orientación sexo-afectiva, sino con normas sociales. Cualquier persona puede ser fiel o infiel de acuerdo con sus propias decisiones y/o imperativos morales, no es sólo cuestión de quién me gusta o con quién me relaciono, sino también de cómo y bajo que reglas o acuerdos establezco mis relaciones amorosas, afectivas y/o eróticas. El que a las personas con una orientación bisexual nos pueden gustar hombres y mujeres, no implica necesariamente, que nos relacionemos con varias personas al mismo tiempo o que no podamos establecer relaciones duraderas e incluso monogámicas.
Tercer prejuicio:
las y los bisexuales somos personas indecisas, con un deseo sexual “ambiguo”, “no sabemos lo que queremos” o “queremos todo” nos dicen, es más, seguramente “somos lesbianas o gays de clóset”. Falso, las personas que nos identificamos como bisexuales, como cualquiera otra, sabemos lo que sentimos y lo queremos, nuestra orientación sexual es clara y no nos impide saber cómo nos asumimos y qué le da sentido a nuestro deseo y a nuestras relaciones amorosas. Si bien es cierto que hay casos en los que cambia la orientación del deseo, no es verdad que esto sea lo común. Más aún, nadie tiene el derecho a decirme cuáles son mis preferencias, gustos o afectos “verdaderos”, ya que, parafraseando el psicoterapeuta David Barrios, la experta en mí, soy yo misma y nadie puede saber más que yo a este respecto.
Cuarto prejuicio:
las y los bisexuales necesitamos estar con una mujer y un hombre al mismo tiempo para sentirnos “verdaderamente bisexuales”. Este prejuicio, dicho sea de paso, se relaciona con ciertos estereotipos recurrentes. Generalmente se piensa que bisexual es un hombre masculino y casado que tiene relaciones con otros hombres. Para el caso de las mujeres, se debe decir, que la bisexualidad femenina, como mucho de lo que se asocia con las mujeres, es invisible, cuando se piensa en bisexualidad no suele pensarse que existan mujeres bisexuales y cuando sí se hace, se recurre al estereotipo de dos mujeres que se relacionan con un hombre, pero para el placer de éste.Es perfectamente posible que algunas personas establezcan este tipo de relaciones, pero también lo es, que muchas otras lo hagan de maneras distintas. Asimismo, es falso que las y los bisexuales “necesitemos” estar con mujer y hombre al mismo tiempo para ser “bisexuales de a de veras”, tal vez habrá quienes lo vivan así, pero ello está lejos de ser una regla, pensarlo de esta forma es aludir y reforzar un estereotipo.
Quinto prejuicio:
las y los bisexuales somos lo mismo que lesbianas y gays. Falso, la bisexualidad tiene sus propias particularidades, ya que nuestra identificación sexual se estructura con otros elementos, mientras que la de las lesbianas tiene como referente a las mujeres y la de los gays a los hombres, la nuestra se dirige hacia dos conjuntos humanos, mujeres y hombres, que social y culturalmente han sido construidos y se perciben como distintos, y ello trae consigo diferencias importantes para la conformación de nuestra orientación sexual.Es cierto que compartimos con lesbianas y gays el tener una orientación distinta a la heterosexual, con todo lo que ello implica, sin embargo, no somos lo mismo (lo cual no significa, hay que decirlo, que no podamos trabajar juntas y juntos o construir proyectos en común).

* Tomado de opcionbi.comGentileza de:http://ar.groups.yahoo.com/group/erotismo_sexualidad/

Anatomìa Genital de Varones




Anatomía genital masculina
La anatomía genital masculina, a diferencia de la femenina, es básicamente externa.
Pene:
Es el órgano usado para la cópula y para la micción. Está formado por dos cuerpos cavernosos laterales y el cuerpo esponjoso, que es central y a través de él pasa la uretra. Estas tres estructuras son las que al llenarse de sangre durante la excitación producen la erección.
La parte anterior del pene se llama glande y la piel que lo recubre se llama prepucio. Esta piel es la que se corta cuando se hace la fimosis.
Escroto:
Es el saco de piel, donde anidan los testículos

En el interior de la pelvis del hombre están las vesículas seminales. Estas, durante la salida de los espermatozoides, aportan un líquido que, junto a los espermatozoides y el liquido de la próstata, forman el semen. Las vías espermáticas, son las vías de excreción de los espermatozoides que conectan los testículos con el pene. Estos conductos son, conductos eferentes, epidídimo y conductos deferentes que desembocan dentro de la pelvis en el conducto eyaculador que desemboca en la uretra antes de que pase por la próstata.
También son importantes, en todo el proceso, las glándulas de Cowper o de Mery-Cowper. Excretan un líquido que sirve para limpiar la uretra antes de la eyaculación ya que el ph de la orina es perjudicial para los espermatozoides.
La principal hormona masculina es la testosterona.

Zonas corporales erógenas
Existen partes, zonas, de nuestro cuerpo cuya estimulación produce bienestar, placer y excitación sexual: son las zonas erógenas. La respuesta de estas zonas corporales a la estimulación se debe a que contienen una alta concentración de terminaciones nerviosas por lo que su excitabilidad es mayor.
Considerando como zonas erógenas primarias las genitales, por la alta capacidad que su estimulación tiene, para producir una respuesta de excitación sexual, existirían otras, denominadas secundarias, capaces de producir la misma respuesta aunque en menor medida o más lentamente.
Generalmente la respuesta de excitación sexual es más rápida mediante la estimulación de los órganos sexuales, como el clítoris, el pene o los pezones. No obstante, las llamadas zonas erógenas secundarias encierran un alto potencial erótico que hay que explorar y aprender a disfrutar. Entre las más comunes se encuentran las orejas, particularmente los lóbulos, el centro de la espalda, labios, garganta, parte interna de los muslos, el cuello, el ano, las sienes, etc.
Es importante tener en cuenta que la estimulación de cualquier parte del cuerpo puede desencadenar una respuesta sexual más o menos intensa, en un individuo concreto. A través de la exploración y experimentación es como se va conociendo y estableciendo la particular forma de disfrutar y vivir la sexualidad de cada persona. Cada cual tenemos nuestras propias zonas erógenas preferentes y siempre cabe la posibilidad de descubrir otras nuevas o aprender a estimular de forma diferente las ya conocidas. La exploración y conocimiento de los lugares más excitantes puede comenzar por cualquier punto para ir encadenando con otros a lo largo de toda la superficie corporal, desde los pies hasta el pelo pasando por piernas, muslos, torso y nuca.
La vivencia y disfrute de la sexualidad es algo que se va aprendiendo mediante la experiencia. Este aprendizaje, en muchas ocasiones, se ve dificultado por prejuicios de tipo social y cultural que identifican la sexualidad con un asunto puramente genital o reproductivo.

fuente : gobiernocanarias.org

Anatomìa Genital Femenina



Anatomía genital Femenina
En la anatomía genital femenina se diferencian los genitales externos y los internos.
Genitales externos
La vulva, formada por:
En la parte anterior, el Monte de Venus, es un acumulo adiposo situado sobre el hueso del pubis y esta cubierto de vello.
Los labios mayores, son 2 grandes pliegues de piel que delimitan la hendidura vulvar. Tienen mayor pigmentación de la piel y están recubiertos de vello.
Los labios menores, están situados dentro de los labios mayores, formados por piel que se asemejan a una mucosa. No tienen vello y sí glándulas sebáceas para mantener la humedad dentro de la vulva. Su extremidad anterior se desdobla en dos pliegues que rodean al clítoris y forman por encima de este órgano un capuchón que lo protege. El clítoris es un órgano muy vascularizado con capacidad para la erección y su estimulación produce sensaciones de intenso placer.
El Vestíbulo, es la zona delimitada por los labios menores, donde desembocan la uretra y la vagina. A ambos lados de la vagina están los conductos por donde desembocan las glándulas de Bartholino.Alrededor del meato urinario se encuentra la desembocadura de diversas glándulas uretrales, las más importantes son las de Skenen.La desembocadura de la vagina hacia el exterior esta delimitada por un pliegue que la estrecha y que se llama himen.
Genitales Internos
La vagina

Es un conducto cilíndrico que va desde la vulva hasta el cuello del útero , esta cubierta por mucosa y formada por músculos. La zona más sensible de la vagina esta localizada en el tercio anterior de esta. La mayor parte del tiempo es una cavidad virtual con una gran elasticidad, es capaz de albergar desde un dedo, un pene, un especulo o la cabeza y el cuerpo de un recién nacido durante el parto. También permite la salida de la sangre durante la menstruación.
El útero
Es un órgano muscular hueco, situado sobre la vejiga urinaria y el recto. La cavidad uterina esta recubierta del endometrio que es un tejido especial que permite el anidamiento del embrión, cuando se ha producido la fecundación del óvulo. En el útero se recibe al óvulo fecundado. El porvenir del embrión en desarrollo va a depender de la adecuada maduración del endometrio y de la capacidad de crecimiento del útero.
La parte inferior del útero se llama cérvix o cuello del útero. Este se comunica con la vagina y el cuerpo del útero a través del canal cervical que esta revestido de glándulas a las que se llaman criptas endocervicales. Estas glándulas producen moco cervical bajo la influencia de los estrógenos. Los espermatozoides dependen del moco cervical para su supervivencia y su transporte dentro del útero.
En los ovarios se contiene la dotación de ovocitos que van a madurar a lo largo del ciclo fértil de la vida de las mujeres. El óvulo es la célula reproductora de la mujer.
Las trompas de Falopio son formaciones tubáricas que comunican los ovarios con el útero.
Las principales hormonas femeninas son los estrógenos y la progesterona

10/24/2006

La Nueva Homosexualidad


¿Qué ha pesado más en la visibilidad -dispar- de la que goza la población homosexual hoy en día?, ¿los años de militancia y activismo o la fuerza del mercado? La influencia de la publicidad y el consumo parece haber transformado la imagen de los gays al grado de "normalizarla". Presentamos en exclusiva un adelanto del libro La nueva homosexualidad, próximo a aparecer bajo el sello de Paidós. Marina Castañeda es autora de los éxitos editoriales La experiencia homosexual y El machismo invisible.




Por Marina Castañeda

Cada día aparecen más productos y servicios para la población gay. Una búsqueda rápida en el Internet permite detectar innumerables publicaciones (ya hasta en Nepal existe una revista gay), estaciones de radio y de televisión, guías, directorios, agencias de viaje, negocios gay o gay-friendly (amigable para la gente gay). Esta tendencia ha desempeñado un papel central en la construcción de la nueva homosexualidad.
Para empezar, le otorga a la población gay, dondequiera que esté, una sensación de pertenencia. El viajero gay puede llegar a casi cualquier ciudad importante del mundo y encontrar compañía, lugares de reunión y actividades culturales gay. Puede ir a hoteles, restaurantes, librerías y bares gay. Si necesita apoyo psicológico o legal, existen hotlines que atienden específicamente a personas gay. Todo ello constituye una comunidad global y de fácil acceso.
Ahora bien, esta enorme proliferación de bienes y servicios específicamente dirigidos a la población gay no surgió sólo porque la gente gay los buscara, ni es consecuencia directa de la liberación gay. Se ha dado, antes que nada, porque hay mucho dinero que ganar. Inició en los años ochenta, cuando medios y empresas se dieron cuenta de que existía un nicho de mercado que no había sido explotado. Se empezó a hablar del fuerte ingreso discrecional de los homosexuales, superior en promedio al de los heterosexuales por el hecho de no tener hijos, y de su mayor tiempo libre, por la misma razón.
Desde entonces, muchos estudios han encontrado que los gays en promedio tienen un nivel de estudios superior; tienden más a ser profesionistas o ejecutivos; viajan más al extranjero; acuden a más eventos culturales; comen más en restaurantes; están más pendientes de la moda y gastan más en productos de belleza que sus pares heterosexuales.
Publicidad y "normalización"
Las empresas que dirigen su publicidad a la población gay han transformado poco a poco (y seguramente sin proponérselo) la percepción social de la homosexualidad. En efecto, al utilizar modelos atractivos y juveniles y al reclutar para sus campañas publicitarias a personajes célebres, han dado al traste con las antiguas imágenes de los hombres gay como seres afeminados, solitarios y patéticos, y de las lesbianas como marimachas o solteronas frustradas. En años recientes, los homosexuales han aparecido bajo una óptica enteramente distinta: como gente exitosa y próspera, sumamente creativa y perfectamente integrada a una cultura cosmopolita, a la vanguardia de la moda. La publicidad dirigida a la gente gay ha transformado la imagen que tenía de ellos la sociedad heterosexual; pero también les ha devuelto un nuevo concepto de sí mismos. Veamos ahora algunos elementos de esta nueva imagen.
Puede parecer insignificante, pero el simple hecho de representar en un anuncio a una pareja homosexual, por ejemplo, ha tenido un gran impacto. El que la publicidad mostrara a parejas gay en contextos "normales", paseando a su perro, comprando muebles, cocinando la cena o caminando en la playa, fue una gran innovación en los años noventa. Por primera vez, sugirió que los homosexuales tienen una vida cotidiana como la de cualquier gente y que, lejos de pasar su tiempo libre en bares u orgías, comparten con los heterosexuales pasatiempos e intereses. Esto ayudó a romper el estereotipo hipersexuado de la gente gay, obsesionada con el sexo y siempre al acecho de nuevas conquistas. También sirvió para mostrar que las parejas gay no sólo existen, sino que son lo suficientemente estables como para tener una casa, una cocina, un perro, y una rutina diaria. Todo ello constituyó cierta "heterosexualización" de la homosexualidad, que sin duda contribuyó a su aceptación social.
Ahora bien, muchos de los productos anunciados en la publicidad dirigida a gente gay no tienen nada que ver con la orientación sexual: vodkas exóticos, ropa de marca, relojes finos... Pero, aunque no tengan nada específicamente gay, aprovechan la percepción bastante generalizada de que los homosexuales saben de esas cosas, y que se encuentran en la punta de la moda, el diseño y la decoración; una percepción bien fundada, hasta cierto punto, dados el interés y la aceptación tradicional de los homosexuales en esas profesiones. La imagen del gay sofisticado ha sido hábilmente retomada por la publicidad para vender sus productos no sólo al mercado gay, sino también a hombres y mujeres heterosexuales "de gustos refinados".

El "buen" homosexual
El consumismo ha desempeñado un papel central en la aceptación de la homosexualidad. Pero también ha tenido consecuencias muy desafortunadas. Una de ellas es la trivialización de lo que fue durante mucho tiempo un movimiento contestatario, con una larga historia de lucha y sacrificio. Como en el caso del feminismo, muchos jóvenes de hoy han olvidado que la aceptación actual de la homosexualidad fue precedida por siglos de persecución y sufrimiento, que no pueden borrarse al comprar una playera con los colores del arco iris. Además, el consumismo gay ha generado una imagen distorsionada de los homosexuales, al representarlos como gente privilegiada, blanca y casi siempre masculina. Los homosexuales de bajos recursos, de color, y las lesbianas por lo general han quedado fuera de esta visión idealizada.
El consumismo gay ha impuesto así un modelo del "buen" homosexual: joven, guapo, rico, sensible y sofisticado. Incluso, en las sociedades regidas por el consumismo como los Estados Unidos, ha creado una figura paradójica, para no decir aberrante: la del homosexual heterosexualizado, conformista irreflexivo cuya única aspiración es adoptar el estilo de vida mayoritario. Han quedado atrás los cuestionamientos radicales sobre la estructura patriarcal de la sociedad y la familia, las relaciones de poder en la pareja, los roles de género, la cooptación de las minorías, y todos esos temas que fueron objeto de debates interminables durante los años sesenta y setenta de ese lejano siglo XX.

Identidad y segmentación del mercado
El mercado gay está basado no sólo en productos, sino cada vez más en servicios. A primera vista, uno bien podría preguntarse por qué se requerirían servicios especializados para la población gay, a diferencia del resto de la gente. La respuesta, difícil de entender para muchos heterosexuales, salta a la vista para los homosexuales. Y no se trata meramente de proporcionarles espacios libres de homofobia, como cruceros en donde puedan tomarse de la mano, hoteles en los cuales puedan compartir camas king-size, o cines y teatros donde puedan ver obras con temática gay.
Tampoco se trata sólo de los bares, aunque éstos hayan ocupado un lugar central en la historia reciente de la homosexualidad. Como hemos visto, durante décadas los bares fueron el único lugar de reunión seguro para la población homosexual; pero también han servido como centros de información y apoyo. Para muchos homosexuales hoy adultos, fueron un refugio y casi un segundo hogar en su adolescencia y juventud. En muchos sentidos los bares fueron, y en muchos países siguen siendo, el corazón de la comunidad gay. En los países industrializados, sin embargo, los homosexuales de hoy pueden acudir a muchos otros lugares para socializar, y existen ya innumerables instituciones y empresas que ofrecen todos los apoyos y servicios que puedan necesitar.
Algunos ejemplos. Casi en todas partes, las parejas gay requieren de una asesoría legal especializada, que les ayude a enfrentar los numerosos obstáculos que presenta la legislación respecto de: derechos de herencia y tutela; cuentas bancarias mancomunadas, poderes de firma y derechos de propiedad; el derecho de intervenir y participar en decisiones médicas; el poder nombrar a la pareja como beneficiaria en testamentos y seguros de vida; pensiones de incapacitación, jubilación o viudez; problemas de patria potestad y adopción, etc.
En países como México, cosas tan sencillas como la herencia siguen siendo problemáticas: aun cuando un homosexual haya formalizado un testamento a favor de su pareja, su familia puede impugnarlo y ganar un eventual juicio; la familia de un homosexual enfermo puede impedir a su pareja visitarlo en el hospital; las madres lesbianas pueden perder a sus hijos; los homosexuales pueden perder su empleo, posibilidades de promoción, o incluso su vivienda. Esto sin hablar de la discriminación sistemática que padecen las personas seropositivas, que también requieren de una asesoría legal especializada.
Lo mismo podría decirse de los servicios médicos. Es un hecho cada vez más estudiado que las lesbianas y homosexuales presentan problemas de salud específicos. Los hombres gay en muchos casos están en riesgo de enfermedades de transmisión sexual relacionadas con sus prácticas sexuales; las lesbianas que no han tenido hijos presentan un riesgo mayor de cáncer de mama. Asimismo, los homosexuales requerirán, cada vez más, de servicios sociales para la tercera edad: muchos de ellas no tienen hijos, y necesitarán de apoyos especiales al carecer de parientes para ocuparse de ellas en su vejez.
Vale la pena preguntarse cuál es la función de todos estos servicios y asociaciones gay, en lugares como San Francisco donde los homosexuales ya no tienen por qué esconderse ni aislarse. Es probable que la respuesta tenga más que ver con las dinámicas del capitalismo tardío que con la persistencia de la homofobia. Después de todo, estos servicios han proliferado no en las sociedades todavía homofóbicas, sino en las que presentan mayores derechos, garantías y aceptación social. No se trata ya, por tanto, de una guetización de la población gay sino de una segmentación del mercado, que busca crear nuevos nichos de consumo basados en una identidad minoritaria.
En efecto, en esta etapa los homosexuales se han vuelto una minoría como otras, que mantienen su identidad a través de estilos de vida, actividades y asociaciones propias. Observamos por ejemplo, en Estados Unidos y algunos países europeos, la aparición de coros gay al igual que coros de negros, judíos, mujeres o gente discapacitada. Lo mismo podría decirse de una inmensa gama de clubes, equipos deportivos, estaciones de radio y televisión, revistas. Todo ello puede parecer superfluo -e incluso frívolo- pero esta segmentación ha demostrado ser, hasta ahora, la única manera de preservar una identidad y cultura diferentes de las dominantes.

Asimilación y diferencia
En suma, desde los años noventa los homosexuales han llegado a integrarse, si no a la sociedad en su conjunto, sí a la sociedad de consumo. Ésta ha resultado ser la llave milagrosa: el consumismo gay ha logrado lo que no habían podido ni las marchas ni las leyes, que fue volver la homosexualidad no sólo aceptable, sino atractiva. Vemos así el auge de un estilo de vida y una sensibilidad gay rentables, y eso es determinante hoy día para la supervivencia de cualquier movimiento.
La paradoja no tiene por qué sorprendernos: algo muy similar ha sucedido con el feminismo. Durante mucho tiempo (desde los años sesenta del siglo pasado, si no desde las reflexiones de Virginia Woolf), se debatió sobre la existencia o no de una sensibilidad femenina diferente de la de los hombres. El debate se centró en consideraciones abstractas (basadas en la biología e incluso el psicoanálisis) hasta que la producción literaria, artística y cinematográfica de las mujeres alcanzó una masa crítica. Cuando ya hubo muchas novelas, muchas obras de arte, muchas películas y programas de televisión hechos por mujeres, que además resultaron ser rentables, fue ganando terreno la idea de que sí existe una visión específicamente femenina de la realidad. Mientras sólo hubiera dos o tres grandes creadoras por siglo, no se podía apreciar esta diferencia; pero ahora, en muchos casos, ya podemos distinguir entre películas, obras de arte y libros hechos por mujeres y por hombres.
Algo muy similar ha ocurrido con la producción cultural gay. No se trata sólo de obras dirigidas a la población gay; esta sensibilidad también está logrando influir en la cultura mayoritaria. El enorme éxito artístico y comercial de una película como Las horas, basada en la obra de Virgina Woolf, escrita y dirigida por homosexuales, de la miniserie televisiva Angels in America o la película Brokeback Mountain con su temática específicamente gay, son grandes ejemplos de una percepción diferente de las relaciones humanas y de lo que significan el amor, la pareja, la familia y la amistad. Presentan una idea radicalmente nueva de lo que implica pertenecer, o no, a la sociedad con todas sus instituciones, sus normas y sus esquemas de género y de poder. En este sentido van mucho más allá de una simple temática gay: plantean preguntas, dudas y reflexiones sobre la sociedad en su conjunto, pero desde una sensibilidad muy particular.

Costos de la integración consumista
El principal dilema de esta etapa de transición es, ¿cuál será el precio de la integración social, económica, política y cultural de los homosexuales? El consumismo gay nos permite vislumbrar beneficios indudablemente importantes, como una mayor aceptación social. Pero también tiende a borrar algo, quizá menos tangible, que ha sido desde siempre la base misma de la cultura gay: la diferencia. El consumismo, en términos generales, tiende a promover la homogeneidad porque hace que todo el mundo quiera lo mismo y quiera vivir de la misma manera. Nos ofrece la ilusión de ser todos iguales; nos hace olvidar las distinciones raciales, étnicas, de clase y de género que persisten bajo la superficie vislumbrante de los anuncios comerciales. Pero en realidad exacerba estas diferencias: cuando el dinero se vuelve central en la vida, cuando la publicidad rige los valores de la sociedad, es mucho mejor ser rico, joven y guapo que cualquier otra cosa.
A final de cuentas, debemos preguntarnos qué tan real es una aceptación basada en parte en la publicidad y la rentabilidad. La nueva imagen de la homosexualidad no ha sido suficiente para erradicar la homofobia, que se ha vuelto más radical y virulenta precisamente en un país como los Estados Unidos, cuna histórica tanto de la liberación gay como del más desenfrenado consumismo.

Hombres que tienen sexo con hombres. Prevenciòn en distintas pràcticas.



El término "hombres que tienen sexo con hombres (HSH)" incluye a todos los varones con diferentes identidades sexuales (homosexual, gay, bisexual, transgénero, travesti, transexual, heterosexual) y contextos socio-culturales, que tienen relaciones sexuales con otros varones. Esta categoría comportamental revela una enorme diversidad y heterogeneidad y una compleja interrelación entre identidad sexual, deseo sexual, prácticas y comportamientos sexuales, redes socio-sexuales y roles de género. Si bien su abordaje es dificultoso, reemplaza a la categoría de transmisión homo-bisexualidad que presenta una noción de homogeneidad en su interior y un carácter biomédico que denota desvío de la normalidad.
Originariamente fueron catalogados como un grupo de riesgo junto a otros como los usuarios de drogas intravenosas (UDI), los hemofílicos y los haitianos. Este concepto fue definido como la suma de individuos que comparten de manera uniforme características o conductas que infieren la probabilidad no sólo de contraer la enfermedad sino también de constituir una amenaza para la población en general.
Actualmente se prefiere la noción de vulnerabilidad que busca establecer una síntesis conceptual y práctica de las dimensiones sociales, político- institucionales y comportamentales asociadas a las diferentes susceptibilidades de individuos y grupos poblacionales a la epidemia por VIH-Sida y sus consecuencias indeseables (enfermedad y muerte).
Las condiciones de vulnerabilidad no están distribuidas de modo uniforme entre los distintos subgrupos que se encuentran bajo la denominación de HSH: los jóvenes, los bisexuales, los trabajadores sexuales, los transgéneros y los HSH-UDI presentan un mayor riesgo de infección en relación al sexo anal sin protección. En los jóvenes intervienen factores como omnipotencia, falta de información y de acceso a los servicios de salud, necesidad de experimentar riesgos y transgredir, baja autoestima, exposición a situaciones de violencia, consumo de sustancias, dificultad en el acceso a los preservativos y clandestinidad de las primeras relaciones sexuales.

Tanto los varones bisexuales como aquellos que no se autoidentifican como gays o bisexuales, como es el caso de muchos trabajadores sexuales, están más involucrados en prácticas de sexo no seguro. Esto podría obedecer a que por un lado, tienen una menor percepción de riesgo y por el otro, al no frecuentar lugares de socialización gays (discotecas o bares), no son alcanzados por las campañas de prevención focalizadas a los gays.
Con respecto a los varones transgéneros, en particular las autodenominadas travestis, en general tienen un bajo nivel educativo, experimentan situaciones de discriminación y violencia como un hecho cotidiano, un alto consumo de sustancias (alcohol, cocaína y psicofármacos) y al ser trabajadores sexuales están más expuestos a prácticas sexuales de riesgo ya que se encuentran en desventaja para poder negociar el uso del preservativo con sus clientes.
Los HSH-UDI es otro subgrupo de alto riesgo, al igual que los HSH de minorías raciales o étnicas, si bien en nuestro país no alcanza la magnitud que presentan los países industrializados.
Entre los numerosos factores que están actualmente asociados con un comportamiento sexual de riesgo entre los HSH, merecen destacarse:
Individuales: edad (jóvenes), etnicidad, bajo nivel educativo, bajo ingreso, alto número de compañeros sexuales, altos niveles de actividad sexual, depresión, soledad, baja autoestima, historia de abuso sexual en la niñez, status de VIH positivo, falla en el uso del condón.
Interpersonales: parejas seroconcordantes, relaciones de pareja estables, mala comunicación con el compañero sexual.
Sociales: uso de alcohol u otras drogas recreacionales, la percepción optimista ante los nuevos tratamientos antirretrovirales.
Las relaciones sexuales entre hombres es el modo de transmisión del VIH que predomina en Australia, Nueva Zelanda, Norteamerica, gran parte de Europa Occidental y Latinoamérica. Hubo un pico de incidencia de VIH entre HSH al comienzo y durante el transcurso de la década del ‘80 en muchos de los países desarrollados. Incrementos en comportamientos sexuales de riesgo o infecciones de transmisión sexual entre HSH son explican la potencial reemergencia de la transmisión del VIH. La información disponible es limitada debido a subdiagnóstico, retraso en la notificación, subnotificación, etc.
El porcentaje de casos Sida que representa la categoría de exposición HSH es de 30 % en toda la región. Dividida por área los porcentajes son los siguientes: Area Andina 43 %; México 38 %; Brasil 32 %; Cono Sur 32 %; América Central 12 % y el Caribe 9 %.
A lo largo de los años 90, la proporción de casos Sida que eran HSH decreció, pero el número total permanece estable. Ha habido un incremento de casos femeninos, muchas de estas mujeres fueron compañeras sexuales de HSH y UDI. Hay un incremento de casos entre UDI especialmente en el Cono Sur. Hay una interacción de las epidemias de UDI, heterosexual y HSH.
Seroprevalencia
El VIH está concentrado en poblaciones de HSH en muchos centros urbanos (VIH>5%) pero los datos de seroprevalencia son escasos e inconsistentes: en México (22 a 40%), en Perú (18%) y en Brasil (9-11%). En Argentina, los datos hallados son del 12 % (CI 95 % 7.27 a 18.3 %) en un grupo centinela de la ciudad de Buenos Aires. En Rosario no hay datos disponibles sobre seroprevalencia de VIH en HSH.
Seroincidencia
Las tasas de seroincidencia están sólo disponibles para Brasil: de 1.5 a 3.1 casos nuevos por 100 por año.

Las prácticas sexuales de riesgo y los cuidados preventivos

Tanto las caricias como la masturbación mutua y los besos (mientras no haya lesiones sangrantes en la boca) no tienen riesgo de transmisión del VIH.

Sexo o penetración anal:

En el coito anal sin protección, tanto el compañero sexual insertivo (el que penetra, "activo") como el receptivo (el que es penetrado, "pasivo"), tienen riesgo de infectarse, si bien el sexo anal receptivo es la práctica sexual de mayor riesgo ya que la mucosa anal y rectal es delgada y puede desgarrarse fácilmente con una alta posibilidad de que se produzcan microfisuras con sangrado o lastimaduras. Si se utiliza preservativo disminuye considerablemente el riesgo, excepto que el condón se rompa si está en mal estado o cuando no se usa correctamente. Es esencial que en la penetración anal se use siempre un preservativo con lubricante a base de agua ya que los oleosos como la vaselina destruyen el látex. A falta de lubricante se puede usar saliva. Dos condones superpuestos pueden romperse por fricción. El retiro del pene antes de eyacular no es seguro ya que el roce de la piel del glande con la mucosa anal puede permitir el paso del virus. Además la presencia de líquido preseminal antes de la eyaculación también es potencialmente riesgosa. Es preciso entonces, usar el preservativo durante toda la penetración. Son recomendables también otras medidas de precaución como no hacerse lavados y duchas rectales antes de tener una relación sexual con penetración, ya que pueden debilitar la mucosa anal y favorecer el paso del virus a la sangre.

Sexo oral:

El "sexo oral", que incluye tanto al contacto boca-pene (fellatio) como al contacto boca-ano (annilingus), es una práctica sexual comúnmente desprotegida. A pesar de que el VIH se encuentra en el líquido preseminal y en el semen, el riesgo real del sexo oral es desconocido y probablemente difícil. La posibilidad de transmisión es menor que a través de una relación anal sin protección debido a que la saliva podría neutralizar el virus, la mucosa de la boca es más resistente y más fuerte que la del recto y el pene no causa el trauma en la boca que causa en el recto.
Se consideran de riesgo la presencia de semen en la boca, tragar el semen y las lesiones sangrantes de la mucosa oral y del pene. Por lo tanto se recomienda el uso del condón no lubricado y saborizado para la fellatio, escupir el semen, y no cepillarse los dientes y/o las encías poco tiempo antes de esta práctica. Es mucho más riesgoso el "chupar o lamer" que el "ser chupado o lamido". En el annilingus no hay riesgos de infección a menos que haya lesiones sangrantes anorrectales. Puede usarse un campo de látex que se obtiene cortando longitudinalmente un preservativo.

Prácticas sado-masoquistas (S&M)

Las prácticas sexuales de dominación entre adultos por mutuo acuerdo son bastante frecuentes. Los azotes, latigazos y la penetración anal con los dedos, puño (fist-fucking) u otros elementos, pueden ocasionar lesiones sangrantes. Siempre hay que usar guantes de látex para evitar el contacto y gran cantidad de lubricante. Las duchas rectales pueden dañar más la mucosa. Los consoladores, vibradores u otros juguetes eróticos son de uso personal. Si existe el deseo de compartirlos, se aconseja recubrirlos con un preservativo, mantenerlos limpios y usar lubricante para la penetración. La "lluvia dorada" u orinar sobre el compañero sexual no tiene riesgo de transmisión. Las prácticas de sexo grupal atañen los mismos riesgos que el sexo entre dos. Debe usarse el condón una única vez y en un sólo compañero sexual.

El uso de sustancias y su relación con el VIH-Sida

El consumo de alcohol y drogas ilegales como la cocaína, el popper, la marihuana, el éxtasis, las anfetaminas, el ácido y otras es importante entre los HSH, si bien el patrón de uso varía enormemente por región y subcultura. El compartir equipos de inyección infectado y las prácticas sexuales no protegidas bajo el efecto del alcohol u otras drogas constituyen los riesgos de transmisión del virus. Algunas sustancias como el éxtasis y el popper (nitrito de amilo) gozan de una mayor popularidad en esta población por el imaginario de incrementar el placer sexual. A inicios de los años ‘80 y dada la alta prevalencia de su uso en la comunidad gay norteamericana, el uso del popper había sido asociado con el origen del Sida.

Las ETS y el VIH-Sida

La presencia de enfermedades de transmisión sexual (ETS) sirven como marcadores biológicos para las relaciones sexuales desprotegidas. La sífilis, la gonorrea y el herpes producen lesiones de las mucosas genital, oral y anal que incrementan las posibilidades de infección por VIH. Es importante entonces considerar la posibilidad de realizarse test diagnósticos regulares para detectarlas precozmente y realizar un tratamiento oportuno.
¿Cómo puede funcionar mejor la prevención para HSH en un contexto psicosocial cambiante?
La conocida "estrategia de reducción de daño", que surge en relación al uso de sustancias intravenosas, también puede aplicarse al ámbito de las prácticas sexuales. De hecho cada vez más HSH adoptan estrategias de prevención, en relación a sus encuentros sexuales, reduciendo el riesgo de infección de VIH: retirar el pene antes de la eyaculación en el coito anal sin condón; no tragar el semen en el sexo oral; etc.
Una estrategia que parece estar siendo cada vez más utilizada es la llamada "seguridad negociada": prescindir del uso de condones en las relaciones anales dentro de los límites de una pareja estable seroconcordante VIH-negativa (es decir, donde ambos miembros de la pareja son VIH negativos), bajo ciertas condiciones. Se establece "un mutuo acuerdo" por el cual ambos compañeros son monógamos, o bien están "permitidas" las relaciones sexuales seguras con compañeros casuales.

Cinco prejuicios sobre la bisexualidad.


por Myriam Brito Domínguez*

Fuente: Cimac México, DF 13/04/06

La bisexualidad es una orientación sexual, como la heterosexualidad y la homosexualidad, no es una enfermedad, ni una desviación, tampoco es un desafortunado desacomodo de la psique o una locura doble.

Lejos de ello, la bisexualidad se caracteriza porque el deseo o la atracción sexual contemplan a mujeres y hombres. Así, las personas con una orientación bisexual somos quienes tienen sentimientos amorosos, eróticos, afectos, fantasías, vínculos y/o experiencias con mujeres y hombres, y/o nos identificamos como bisexuales. Sin embargo, sobre la bisexualidad pesan muchos prejuicios que vale la pena comenzar a cuestionar.

Primer prejuicio: a las y los bisexuales nos gustan mujeres y hombres por igual y con la misma intensidad, “todas las mujeres y todos los hombres”, por ello somos “hipersexuales”, “le tiramos a todo lo que se mueva”, o como dice un querido amigo, “conformamos el voluntariado sexual”.

Falso, la bisexualidad no atrofia ni anula nuestra capacidad de elección, ni nuestra voluntad, podemos elegir con quien relacionarnos y con quien no, por ello no es verdad que nos gusten ni todas las mujeres ni todos los hombres, así como tampoco es cierto que a las lesbianas les gusten todas las mujeres, a los gays todos los hombres, ni a las mujeres heterosexuales todos los hombres o a los hombres heterosexuales todas las mujeres.

Segundo prejuicio: las personas bisexuales somos infieles “por naturaleza”, no podemos establecer relaciones duraderas y menos aún, monogámicas. Falso, la cuestión de la fidelidad y el problema de la infidelidad no están relacionados directamente con la orientación sexo-afectiva, sino con normas sociales. Cualquier persona puede ser fiel o infiel de acuerdo con sus propias decisiones y/o imperativos morales, no es sólo cuestión de quién me gusta o con quién me relaciono, sino también de cómo y bajo que reglas o acuerdos establezco mis relaciones amorosas, afectivas y/o eróticas. El que a las personas con una orientación bisexual nos pueden gustar hombres y mujeres, no implica necesariamente, que nos relacionemos con varias personas al mismo tiempo o que no podamos establecer relaciones duraderas e incluso monogámicas.

Tercer prejuicio: las y los bisexuales somos personas indecisas, con un deseo sexual “ambiguo”, “no sabemos lo que queremos” o “queremos todo” nos dicen, es más, seguramente “somos lesbianas o gays de clóset”. Falso, las personas que nos identificamos como bisexuales, como cualquiera otra, sabemos lo que sentimos y lo queremos, nuestra orientación sexual es clara y no nos impide saber cómo nos asumimos y qué le da sentido a nuestro deseo y a nuestras relaciones amorosas. Si bien es cierto que hay casos en los que cambia la orientación del deseo, no es verdad que esto sea lo común. Más aún, nadie tiene el derecho a decirme cuáles son mis preferencias, gustos o afectos “verdaderos”, ya que, parafraseando el psicoterapeuta David Barrios, la experta en mí, soy yo misma y nadie puede saber más que yo a este respecto.

Cuarto prejuicio: las y los bisexuales necesitamos estar con una mujer y un hombre al mismo tiempo para sentirnos “verdaderamente bisexuales”. Este prejuicio, dicho sea de paso, se relaciona con ciertos estereotipos recurrentes. Generalmente se piensa que bisexual es un hombre masculino y casado que tiene relaciones con otros hombres. Para el caso de las mujeres, se debe decir, que la bisexualidad femenina, como mucho de lo que se asocia con las mujeres, es invisible, cuando se piensa en bisexualidad no suele pensarse que existan mujeres bisexuales y cuando sí se hace, se recurre al estereotipo de dos mujeres que se relacionan con un hombre, pero para el placer de éste.

Es perfectamente posible que algunas personas establezcan este tipo de relaciones, pero también lo es, que muchas otras lo hagan de maneras distintas. Asimismo, es falso que las y los bisexuales “necesitemos” estar con mujer y hombre al mismo tiempo para ser “bisexuales de a de veras”, tal vez habrá quienes lo vivan así, pero ello está lejos de ser una regla, pensarlo de esta forma es aludir y reforzar un estereotipo.

Quinto prejuicio: las y los bisexuales somos lo mismo que lesbianas y gays. Falso, la bisexualidad tiene sus propias particularidades, ya que nuestra identificación sexual se estructura con otros elementos, mientras que la de las lesbianas tiene como referente a las mujeres y la de los gays a los hombres, la nuestra se dirige hacia dos conjuntos humanos, mujeres y hombres, que social y culturalmente han sido construidos y se perciben como distintos, y ello trae consigo diferencias importantes para la conformación de nuestra orientación sexual.

Es cierto que compartimos con lesbianas y gays el tener una orientación distinta a la heterosexual, con todo lo que ello implica, sin embargo, no somos lo mismo (lo cual no significa, hay que decirlo, que no podamos trabajar juntas y juntos o construir proyectos en común).

* Tomado de opcionbi.com
gentileza de http://ar.groups.yahoo.com/group